Sobre el par­ti­do comu­nis­ta de Eus­kal Herria por Eus­kal Herri­ko Komunistak


El Esta­do sólo pue­de tener su ori­gen en el con­sen­ti­mien­to de los indi­vi­duos; si fal­ta éste, fal­ta igual­men­te la legi­ti­mi­dad, sien­do enton­ces líci­ta la resistencia”

John Lock (1632−1704)

John Lock no es, evi­den­te­men­te, un filó­so­fo mar­xis­ta. No podía haber­lo sido, pero sí un pre­cur­sor de las moder­nas demo­cra­cias for­ma­les bur­gue­sas. Si lo men­cio­na­mos es para dar­nos cuen­ta de has­ta qué pun­to la cien­cia polí­ti­ca ha esta­do espe­cial­men­te preo­cu­pa­da por el Esta­do, ese “Levia­tán” que rige y domi­na el des­tino de millo­nes de indi­vi­duos a lo lar­go de la His­to­ria. Pero, para ser más exac­tos, no es pro­pia­men­te a los indi­vi­duos a quien va diri­gi­da su exis­ten­cia sino a las cla­ses socia­les y al papel que desem­pe­ña en la lucha que éstas desa­rro­llan para no devo­rar­se entre sí.

Aho­ra sí, Marx y Engels retra­tan mucho mejor la natu­ra­le­za polí­ti­ca del Esta­do, como “el pro­duc­to y mani­fes­ta­ción del carác­ter irre­con­ci­lia­ble de las con­tra­dic­cio­nes de clase…una orga­ni­za­ción espe­cial de la fuer­za, una orga­ni­za­ción de la vio­len­cia para la repre­sión de una cla­se por otra”.

Pero es Lenin quien aña­de a esta carac­te­ri­za­ción el ele­men­to fun­da­men­tal que defi­ne al mar­xis­mo-leni­nis­mo, y es que la des­truc­ción del Esta­do bur­gués sólo podrá ser posi­ble, por regla gene­ral, median­te la revo­lu­ción vio­len­ta, que sus­ti­tu­ya el Esta­do bur­gués por el Esta­do pro­le­ta­rio, es decir, por la dic­ta­du­ra del pro­le­ta­ria­do. Y todo ello como paso pre­vio a la pro­pia des­apa­ri­ción del Esta­do en la medi­da en que des­apa­rez­can las cla­ses socia­les y, con ello, su necesidad.

Este ele­men­to nuclear de la doc­tri­na mar­xis­ta, la dic­ta­du­ra del pro­le­ta­ria­do, que no es otra cosa que la demo­cra­cia de y para la mayo­ría del Pue­blo en esa fase de trán­si­to al comu­nis­mo, es lo que dis­tin­gue a un mar­xis­ta de un peque­ño o un gran bur­gués ado­ce­na­do. (Lenin. “EL Esta­do y la revolución”).

Eus­kal Herria se encuen­tra en una encru­ci­ja­da polí­ti­ca, una más de su más bien pro­ce­lo­sa exis­ten­cia. Los esta­dos impe­ria­lis­tas que la sojuz­gan han com­pren­di­do ya que no fun­cio­na el señue­lo de la “auto­no­mía”, gra­cias, todo hay que decir­lo, a una van­guar­dia aber­tza­le y socia­lis­ta que ha lucha­do a bra­zo par­ti­do por des­en­mas­ca­rar ese enési­mo dis­fraz seu­do-demo­crá­ti­co esta­tu­ta­rio, hijo de una Cons­ti­tu­ción demo­crá­ti­co-for­mal con la que el fran­quis­mo qui­so cam­biar su aspec­to para seguir con la domi­na­ción de la cla­se bur­gue­sa espa­ño­la y regio­na­lis­ta vasco-navarra.

Y sólo así ha podi­do ser expul­sa­da del arma­zón demo­crá­ti­co-bur­gués una izquier­da aber­tza­le com­ba­ti­va e insu­mi­sa, con la com­pla­cien­te com­pli­ci­dad del vie­jo nacio­na­lis­mo, todo hay que decir­lo, que espe­ra­ba here­dar a sus elec­to­res. Aho­ra se encuen­tra la bur­gue­sía vas­ca a la defen­si­va, en sus vie­jas casas-torre medie­va­les, las dipu­tacio­nes fora­les, sin pro­yec­to polí­ti­co ni estra­te­gia nacio­nal algu­na. Más aún, barrun­ta, no sin razón, que el unio­nis­mo social­fas­cis­ta espa­ñol se apres­ta a des­alo­jar­la tam­bién de sus últi­mos reduc­tos fora­les y muni­ci­pa­les en las elec­cio­nes de 2011.

Para la nación que es Eus­kal Herria es vital cons­ti­tuir­se en Esta­do, a fin de poseer los ins­tru­men­tos y meca­nis­mos jurí­di­co-polí­ti­cos que per­mi­tan avan­zar en la lucha de cla­ses y, en defi­ni­ti­va, en la pro­pia des­apa­ri­ción del Esta­do a lar­go pla­zo. Esta apa­ren­te para­do­ja ha sido resuel­ta por la vie­ja doc­tri­na comu­nis­ta que ya en las jor­na­das de Octu­bre de 1917 pro­cla­ma­ba la nece­si­dad de la toma del Poder polí­ti­co del Esta­do para poder lle­var la revo­lu­ción demo­crá­ti­co-bur­gue­sa has­ta las pos­tu­ras bol­che­vi­ques de “todo el Poder a los soviets”.

Es evi­den­te que ni esta­mos en 1917 ni Eus­kal Herria es la Rusia zaris­ta. Cada pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio es úni­co, irre­pe­ti­ble y dia­léc­ti­co. Y la mis­ma nece­si­dad del Par­ti­do, como arie­te teó­ri­co de las masas tra­ba­ja­do­ras, adquie­re dis­tin­tas for­mas según las cir­cuns­tan­cias y la corre­la­ción de fuer­zas. Actual­men­te, las fuer­zas popu­la­res vas­cas for­man un con­glo­me­ra­do de cla­ses y frac­cio­nes de cla­se medias y populares.

Cier­ta­men­te el MLNV, en el que tra­ba­jan los cama­ra­das de EHK, apa­re­ce como fuer­za prin­ci­pal y motriz del blo­que popu­lar. La izquier­da aber­tza­le es una fuer­za polí­ti­ca estruc­tu­ra­da que ha demos­tra­do, has­ta la fecha, su poten­cia­li­dad. Ha con­se­gui­do aunar las fuer­zas aber­tza­les y pro­gre­sis­tas de par­te del pro­le­ta­ria­do pero tam­bién de un sec­tor nada des­pre­cia­ble de la peque­ña bur­gue­sía y frac­cio­nes del peque­ño empresario.

Es, des­de esa pers­pec­ti­va, una estruc­tu­ra efi­caz, has­ta la fecha, como ins­tru­men­to de acu­mu­la­ción de fuer­zas tra­ba­ja­do­ras y de otros sec­to­res popu­la­res con que opo­ner­se a la oli­gar­quía espa­ño­la y a los sec­to­res de la bur­gue­sía vas­co espa­ño­la del PNV que la apoyan.

La actual apues­ta polí­ti­ca del MLNV con­sis­te, jus­ta­men­te, en agru­par fuer­zas tra­ba­ja­do­ras y popu­la­res cuyo míni­mo común deno­mi­na­dor sea el dere­cho de la nación vas­ca a deci­dir su futu­ro polí­ti­co en liber­tad a la par que defien­de los intere­ses eco­nó­mi­cos y socia­les de esos sec­to­res; el dere­cho de auto­de­ter­mi­na­ción, en defi­ni­ti­va. Esa bási­ca y sim­ple rei­vin­di­ca­ción cons­ti­tu­ye, sin embar­go, el mayor argu­men­to polí­ti­co fren­te a los esta­dos fran­cés y espa­ñol, pues des­nu­da la raíz del con­flic­to que los enfren­ta a la nación vas­ca. Ese es, pues, su flan­co débil y por ello insis­ten aho­ra en des­viar la aten­ción fijan­do el inte­rés de la socie­dad vas­ca y espa­ño­la en la pura con­fron­ta­ción mili­tar. En este cam­po, el de la repre­sión, se sien­ten cómo­dos, dada su supe­rio­ri­dad de medios. Pero en la lid polí­ti­ca se hallan huér­fa­nos de munición.

Pues bien, a la orga­ni­za­ción de comu­nis­tas vas­cos EHK se le abre aho­ra la posi­bi­li­dad de inci­dir de un modo más autó­no­mo en la direc­ción del pro­ce­so polí­ti­co de cam­bio que se vis­lum­bra. EHK podría dedi­car su tiem­po y su esfuer­zo en la cons­truc­ción del Par­ti­do Comu­nis­ta de Eus­kal Herria. Cla­ro que, como en todo, habrían de valo­rar­se los bene­fi­cios y los incon­ve­nien­tes. El Par­ti­do es, por defi­ni­ción, un ins­tru­men­to, no un fin en sí mis­mo. Con­tri­bu­ye a agru­par a las fuer­zas revo­lu­cio­na­rias y seña­la la direc­ción del pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio. Lo de menos es el nom­bre. Los comu­nis­tas no somos nomi­na­lis­tas: “gato blan­co o negro, lo impor­tan­te es que cace rato­nes”. De otra par­te, el Par­ti­do debe agru­par fuer­zas, deci­mos. Y cabría pre­gun­tar­se si la cons­ti­tu­ción- pre­ci­sa­men­te aho­ra- del Par­ti­do va a pro­pi­ciar un acer­ca­mien­to de otros comu­nis­tas y pro­gre­sis­tas a sus filas. Cier­ta­men­te que en Eus­kal Herria hay per­so­nas y colec­ti­vos comu­nis­tas que no se hallan inte­gra­dos en EHK y ante ello cabe pre­gun­tar­se con serie­dad ¿ Se pue­de pre­ten­der agru­par a las masas revo­lu­cio­na­rias en derre­dor de un Par­ti­do comu­nis­ta que ni siquie­ra ha podi­do aún agru­par a gen­tes y colec­ti­vos que se decla­ran a sí mis­mos expre­sa­men­te comu­nis­tas?. La cons­ti­tu­ción del Par­ti­do requie­re la nece­si­dad de hacer­lo, des­de lue­go. Es la fun­ción la que crea el órgano. Pero eso requie­re de una pre­mi­sa pre­via: ha de demos­trar­se que la cons­ti­tu­ción de una estruc­tu­ra polí­ti­ca nue­va es más nece­sa­ria y con­ve­nien­te que la actual. Actual­men­te, como se sabe, EHK fun­cio­na de un modo autó­no­mo den­tro de un colec­ti­vo popu­lar, el MLNV. Cabría pues pre­gun­tar­se si no sería más acer­ta­do tra­tar de seguir inci­dien­do en esta estruc­tu­ra exis­ten­te, en la que fun­cio­na­mos razo­na­ble­men­te bien, has­ta que exis­ta la sufi­cien­te “masa crí­ti­ca” comu­nis­ta que acon­se­je adop­tar una estruc­tu­ra pro­pia y dis­tin­ta, en for­ma de Partido.

En efec­to. No se tra­ta de dupli­car car­gos y tareas por­que sí, o por­que así se hizo en tal o cual coyun­tu­ra his­tó­ri­ca. Hay que demos­trar su nece­si­dad con­cre­ta y actual y ello en la medi­da en que, por otra par­te, la orga­ni­za­ción vigen­te no encuen­tre ya come­ti­do ni fun­ción. ¿Qué ven­ta­ja aña­di­da nos apor­ta aho­ra la cons­ti­tu­ción de una estruc­tu­ra de Par­ti­do que no poda­mos rea­li­zar con nues­tra actual for­ma orga­ni­za­ti­va? Es difí­cil adver­tir alguna.

Se cons­ti­tu­ye un Par­ti­do para inci­dir de mejor modo en la orga­ni­za­ción de los y las comu­nis­tas y de las masas de la cla­se tra­ba­ja­do­ra. Pero antes de todo hay que demos­trar que, como comu­nis­tas, sabe­mos ana­li­zar mejor que nadie la reali­dad que nos rodea, es decir, y en pri­mer lugar, que sabe­mos com­pren­der mejor a las per­so­nas y colec­ti­vos de nues­tro Pue­blo, sus intere­ses y nece­si­da­des. Y esa tarea empie­za tra­ba­jan­do con las bases popu­la­res. Y cuan­do esa masa popu­lar advier­te la jus­te­za y acier­to del aná­li­sis comu­nis­ta, enton­ces y sólo enton­ces, apa­re­ce el inte­rés por agru­par­se en el Par­ti­do comunista.

Y aho­ra refle­xio­ne­mos un ins­tan­te y pre­gun­té­mo­nos si, de ver­dad, la masa de tra­ba­ja­do­res vas­cos o, si se quie­re, la par­te de ellos más com­ba­ti­va o sus­tan­cial ha repa­ra­do en EHK como la estruc­tu­ra polí­ti­ca refe­ren­cial en la actual coyun­tu­ra. Pare­ce­ría vani­do­so por nues­tra par­te res­pon­der afir­ma­ti­va­men­te a esta pregunta.

EHK es una orga­ni­za­ción cono­ci­da y, si se quie­re, res­pe­ta­da y con­si­de­ra­da den­tro del MLNV, pero no cons­ti­tu­ye, AUN, el refe­ren­te polí­ti­co nuclear de la Uni­dad Popu­lar. Tarea de todos los comu­nis­tas vas­cos es lograr que lo sea y en un pla­zo razo­na­ble. Enton­ces, y sólo enton­ces, podre­mos sope­sar la crea­ción del Par­ti­do Comu­nis­ta de Eus­kal Herria. Mien­tras tan­to toca tra­ba­jar, y duro, por inci­dir en la línea polí­ti­ca tác­ti­co-estra­té­gi­ca del MLNV, en apor­tar los mejo­res aná­li­sis y las pro­pues­tas más acer­ta­das para que lo que aho­ra es una acu­mu­la­ción de fuer­zas popu­la­res inter­cla­sis­tas vaya tor­nan­do su direc­ción hacia el socia­lis­mo y la dic­ta­du­ra del pro­le­ta­ria­do, esto es, hacia la demo­cra­cia de la mayo­ría y para la mayo­ría en el seña­la­do y segu­ra­men­te lejano obje­ti­vo de la des­apa­ri­ción del Esta­do, es decir, de la des­apa­ri­ción de las cla­ses socia­les, hacia la socie­dad comunista.

¿Quién se pue­de atre­ver a afir­mar enton­ces que los comu­nis­tas no apor­ta­mos a la izquier­da abertzale?

EUSKAL HERRIKO KOMUNISTAK

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