Se exi­ge eti­que­ta por Gus­ta­vo Duch Guillot

¿La pobla­ción del mun­do es divi­si­ble? ¿Por dos, por tres, por cin­co…? Com­pli­ca­do excep­to para la FAO (Orga­ni­za­ción para la Ali­men­ta­ción y la Agri­cul­tu­ra). Según pude obser­var al entrar en su recin­to duran­te la Cum­bre Mun­dial para la Segu­ri­dad Ali­men­ta­ria, ésta ins­ti­tu­ción divi­de a la pobla­ción entre tres y para no extra­viar­los les asig­na un color. 
Los eje­cu­ti­vos de los Esta­dos y de las cor­po­ra­cio­nes ali­men­ta­rias (que, ojo, no son lo mis­mo) lle­van eti­que­tas azu­lespue­den acce­der a todos los espa­cios del con­gre­so.
La pren­sa tran­si­ta iden­ti­fi­ca­da con el color ama­ri­llopasan sólo por don­de les dejan pasar a las horas que les dicen. Casi siem­pre corrien­do tras la este­la de los Gran­des Seño­res Azules. 
A los oene­gis­tas, una espe­cie reco­no­ci­da taxo­nó­mi­ca­men­te por las ins­ti­tu­cio­nes inter­na­cio­na­les, les toca el color ver­de, para dar­le un pun­to étni­co al evento.
Acce­de­mos por la puer­ta de atrás y si te acer­cas a las zonas azu­les, con sofás, orde­na­do­res y aza­fa­tas, lle­gan los Pro­tec­to­res de los Seño­res Azu­les y te recon­du­cen den­tro de tus lími­tes eco­ló­gi­cos. Una lás­ti­ma por­que cuen­tan que des­de la cum­bre del Edi­fi­cio de la FAO hay la mejor vis­ta de Roma.
Las gen­tes del cam­po, doble­men­te pro­ta­go­nis­tas ‑pues son pro­duc­to­res de ali­men­tos que no pue­den ali­men­tar­se- ni en la cum­bre de la Cum­bre ni en las cata­cum­bas de la Cum­bre. Pare­ce que para los orga­ni­za­do­res del even­to, no cuen­tan, son invi­si­bles, sin color.
Entre las gen­tes “sin eti­que­ta” quie­ro aña­dir a la acti­vis­ta Ami­na­tou Hai­dar ‑en huel­ga de ham­bre- exi­gien­do poder vol­ver a pisar su tie­rra ocu­pa­da, el Saha­ra Occi­den­tal. ¿Por qué Espa­ña no asu­me sus res­pon­sa­bi­li­da­des? Por­que los empre­sa­rios espa­ño­les y euro­peos sacan mucha taja­da de la situa­ción tal como está, gra­cias a los acuer­dos eco­nó­mi­cos esta­ble­ci­dos con Marrue­cos.
Por un lado se está a pun­to de reno­var y ampliar el acuer­do agrí­co­la con Marrue­cos que explo­tan­do mano de obra local pro­du­ce fru­ta, toma­tes y otras hor­ta­li­zas a pre­cios que lle­van a la baja los pre­cios que pue­den mar­car los pro­duc­to­res espa­ño­les (uno de los muchos moti­vos que les lle­vó a la recien­te, uni­ta­ria y masi­va mani­fes­ta­ción en Madrid); por otro, el acuer­do que per­mi­te que empre­sas espa­ño­las como Rian­xei­ra pes­quen en los cala­de­ros corres­pon­dien­tes a las aguas terri­to­ria­les saha­rauis (sin secues­tros por el momen­to); y por últi­mo, por­que se mira al Saha­ra para cons­truir una de las mayo­res cen­tra­les eóli­cas del mundo.
¿Un aná­li­sis muy sim­plis­ta? Rei­vin­di­co la sim­pli­ci­dad… y los núme­ros primos.
ALAI, Amé­ri­ca Lati­na en Movimiento

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