Las con­tra­dic­cio­nes en el seno del pueblo

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Con respecto a la transformación del sistema social de nuestro país, se cumplió en 1956 la conversión de las empresas de la industria y del comercio particulares en empresas mixtas, estatal-privadas, además de la cooperación en la agricultura y en la artesanía. La rápida y feliz realización de esta conversión está estrechamente vinculada al hecho de que tratamos las contradicciones entre la clase obrera y la burguesía nacional como contradicciones en el seno del pueblo. ¿Han sido resueltas por completo dichas contradicciones de clases? No. Se requiere todavía considerable tiempo para resolverlas totalmente. Sin embargo, algunos dicen que los capitalistas están ya tan transformados que casi no se diferencian de los obreros, y que ya no es necesario proseguir su transformación. Otros llegan incluso a decir que los capitalistas son hasta algo mejores que los obreros. Y hay también quienes dicen que, si hace falta la transformación, ¿por qué la clase obrera no la necesita? ¿Son correctas estas opiniones? Claro que no.
En el curso de la construcción de una sociedad socialista, todos necesitan transformarse, tanto los explotadores como los trabajadores. ¿Quién dice que la clase obrera no necesita transformación? Por supuesto, la transformación de los explotadores y la de los trabajadores es, por su naturaleza, diferente una de la otra y no deben confundirse. La clase obrera transforma a toda la sociedad en la lucha de clases y en la lucha contra la naturaleza; al mismo tiempo, se transforma a sí misma. La clase obrera debe aprender sin cesar en el trabajo, superar poco a poco sus defectos y nunca debe estancarse. Muchos de nosotros hacemos algunos progresos cada año, es decir, nos transformamos de año en año. Yo mismo sostenía antes diversas concepciones no marxistas. El marxismo lo acepté después. Aprendí un poco de marxismo en los libros, y así hice una remodelación inicial de mis ideas. Sin embargo, me transformé sobre todo tomando parte en la larga lucha de clases. Y tengo que seguir estudiando, para poder progresar más; de lo contrario, me quedaré rezagado. ¿Acaso los capitalistas son tan talentosos que ya no necesitan transformarse?
Algunos sostienen que la burguesía china ya no tiene doble carácter, sino simple. ¿Es así, en realidad? No, no es así. Por un lado, los elementos burgueses se han convertido en personal administrativo de las empresas mixtas estatal-privadas y se están transformando de explotadores en trabajadores que viven de su propio trabajo. Por otro lado reciben aún en las empresas mixtas un dividendo fijo, esto es, no han abandonado aún las raíces de la explotación. Entre ellos y la clase obrera media aún una considerable distancia en cuanto a ideología, sentimientos y manera de vivir. ¿Cómo puede afirmarse que ya no tienen doble carácter? Incluso si dejaran de percibir el dividendo fijo y se les quitara el marbete de burgués, sería necesario proseguir su transformación ideológica durante bastante tiempo. Si se opina que la burguesía no tiene ya doble carácter, entonces los capitalistas ya no tendrían la tarea de transformarse y estudiar.
Hay que decir que esa opinión no sólo no concuerda con la situación real de los industriales y los comerciantes, sino que tampoco responde a los deseos de la mayoría de ellos. Durante los últimos años, la mayor parte de los industriales y comerciantes se han mostrado deseosos de estudiar y han realizado notables progresos. La transformación a fondo de unos y otros debe verificarse en el trabajo; deben trabajar en las empresas, junto con los obreros y empleados, tomándolas como base de su propia remodelación. Es también importante que ellos cambien algunas de sus viejas concepciones por medio del estudio. Su estudio debe basarse en la voluntariedad. Muchos industriales y comerciantes, cuando retornan a sus fábricas después de haber asistido a cursos de estudio durante unas semanas, encuentran que tienen más lenguaje común con las masas obreras y los representantes del sector estatal, mejorando así las condiciones del trabajo conjunto. Comprenden por su propia experiencia que les es útil continuar estudiando y transformándose. La opinión a que me he referido de que no es necesario estudiar ni remodelarse no refleja el punto de vista de la mayoría de los industriales y comerciantes, sino sólo de un pequeño número de personas.

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